*Martin Luther King: “Al final no recordaremos las palabras de nuestros enemigos sino el silencio de nuestros amigos”. Camelot.
Gilberto Haaz Diez
EL MES DE LA PATRIA Y CUBA
Con la llegada del dictador Díaz-Canel a México lindo y querido, arropado y apapachado por la 4T, con la idea de hacer la nueva OEA, cosa que no les resultó, fui a mi hemeroteca a revisar algo que escribí en aquel año de 2009, cuando fui a Cuba unos días. Va un pedacito.
EL EDIFICIO DE LOS BACARDI
Oteo a un lado y veo el Edificio Bacardí. Una joya arquitectónica del Art Decó. En 1930, cuando se construyó era el edificio más alto de la Isla, con mármol y granito de muchas naciones de Europa, construida en 300 días por la compañía Grasyma de Wansiedel, Baviera de Alemania. La historia de la familia Bacardí va ligada a Cuba, herederos y creadores del mundialmente famoso ron, tuvieron que emigrar a Miami cuando llegó la Revolución. Se llevaron su marca registrada y luego de mucho andar terminó patentándose entre Estados Unidos y República Dominicana. Impresionante y bello edificio, mármol todo y de altura en los pisos, de piso a techo, de 12 pisos, es de seis pisos, pero asemeja al Empire State neoyorkino, en la parte donde uno toma los elevadores. Me atrevo a asegurar que fueron los mismos arquitectos que construyeron ambos. Unas fotos para la colección y una entrada escasamente a un bar allí dentro, donde sirven café y bebidas y botanas.
Salgo a la calle y en el lobby pregunto a la empleada si la parte de arriba del edificio Bacardí está habitada o son oficinas. Son oficinas, me dijo. ¿Privadas?, me atreví. Aquí nada es privado, todo es del Estado, terció un joven que estaba de pie al lado. Platicamos. Dijo llamarse Carlos Rafael. Lo abordé. Respondió. Es estudiante de arquitectura, 23 años, joven que dice sentirse a gusto viviendo en este sistema. “Todos los países tienen problemas”, se justificaba. Va a la carrera de arquitectura y presume la educación de Cuba. Dice tener familia en Europa, pero no quiere llegar hasta que no tenga el título: “No quiero ser un negro más, quiero ser algo”. Con libro bajo el brazo le cuestiono qué lee. Promesa del Ángel, un libro de los pretorianos. Joven preparado, con lenguaje de estudiado y con educación. Me despido y le deseo suerte. En sus limitaciones y penurias económicas entienden que el estudio para ellos lo es todo, y allí se meten con dedicación.
El bello edificio Bacardí, es una de las grandes propiedades que Fidel Castro expropió y no liquidó a sus dueños, esa y cientos de edificios y hoteles -cuando México expropió el petróleo, el gran Lázaro Cárdenas pagó a las empresas petroleras, inglesas y americanas, su indemnización por la expropiación-, Cuba y el barbón no lo hicieron y por eso, desde aquellos años, Estados Unidos mantiene un embargo, que no bloqueo, no confundir, un embargo porque los barbones no indemnizaron cómo debieron hacerlo, porque no eran propiedades suyas, eran de sus dueños.
AQUEL GRAN SCHUMACHER
Me habían recomendado ver el documental película de Netflix, del gran piloto alemán Michael Schumacher. Ayer, embebido lo vi, demora una hora y pico, pero es extraordinario, no solo para quienes gustan de las carreras de Fórmula Uno, para cualquiera que pueda ahondar en un caso de la vida real que termina en tragedia. Estrenado hace poco, narra las peripecias del piloto alemán, Campeón de Fórmula Uno 7 veces, dos con Benetton y cinco con la escudería Ferrari, que es en autos como el Vaticano para el Papa. Allí escribieron de aquel episodio cuando Ferrari no ganaba premios y tuvo que llegar el gran piloto alemán, parte de su vida hasta llevarlo a un sitio de nieve donde sufrió una tragedia. Hablan la esposa y los hijos del gran piloto, y amigos dan testimonio de su caminar por las pistas, incluido el actual campeón, Sebastián Vettel. No dan el desenlace de cómo termina en su vida, lo dejan a qué lo imaginemos, tuve que ir al Internet para conocer qué demonios había pasado en ese sitio de esquiar. Véanla, está en Netflix.