*Como un mar, alrededor de la soleada isla de la vida, la muerte canta noche y día su canción sin fin. Camelot.
Gilberto Haaz Diez
LAS TRAGEDIAS PRESIDENCIALES
Todos sabemos de la maldición de los Kennedy. De cómo esa familia, proveniente de irlandeses, devino en tragedias. Comenzando con la de su hijo, el piloto Joseph Kennedy, que en una misión con un bombardero lleno de cargamento explosivo, desapareció para siempre en los cielos de Europa en la Segunda Guerra Mundial. Estudiante de Harvard y piloto con 20 misiones, se prestó a llevar un bombardero y allí murió. La hermana, Kathlen Kennedy, falleció en accidente de aviación en la guerra, en 1948. Arabella Kennedy, la primera hija de JFK muerta al nacer. Otro bebé que nació prematuro, Patrick, hijo de JFK y Jaqueline. El presidente, de todos es conocido los sucesos de Dallas, Texas. Su hermano Bobby Kennedy, asesinado en el hotel Embassador de Los Ángeles. El escándalo de Edward Kennedy, cuando su secretaria y amante murió ahogada en Chappaquiddick. El padre, Joseph, que muere en cama en 1969. Luego vino la caída del avión del hijo, John Fitzgerald Kennedy (John-John) a quien muchos querían para presidente y levantar el legado de Camelot. Abogado y periodista no le interesaba la política, con su esposa y su cuñada pilotaba su avión cuando desapareció en el Atlántico. La muerte, en 1999, sacudió a todo Estados Unidos, una nación que veía consternada la caída del hijo de su rey, cuando encontraron sus cuerpos. Luego, en cascada vinieron muertes de los hijos y nietos y a todos ellos se les llamaba y atribuía como La maldición de los Kennedy.
LA DE BIDEN
Toqué el tema, porque Joe Biden llegó a México, le dio la mano al Peje AMLO en el aeropuerto Felipe Ángeles, ganó por uno-cero su primer capricho, el avión más poderoso y seguro del mundo aterrizó allí, entre la pobreza de su gente que vive en los alrededores. Luego, AMLO se trepó a La Bestia y lo que presumía que sería un record de 30 minutos fue de casi una hora, y eso que era domingo y no había tráfico y limpiaron todo para que el convoy no se detuviera. Pero iba a Joe Biden. Católico como JFK, a Biden la muerte le ha jugado malas pasadas. Diario El País: “En 1972, cuando tenía 29 años y se preparaba para asumir el cargo de senador por Delaware, Joe Biden perdió en un accidente de tráfico a su esposa, Neilia, y a su hija de 12 meses, Naomi. En el mismo coche viajaban Beau y su hermano menor, Hunter”.
Años después, Joe Biden, que es católico, confesaría que había llegado a entender por qué alguien querría suicidarse. “No había palabras, ni oraciones, ni sermones que me calmasen”, escribió en sus memorias, Promises to Keep: On Life and Politics (Promesas que cumplir: de la vida y la política). “Sentí que Dios me había estafado, y yo estaba enfadado”.
Biden se casó después con su actual esposa, Jill, y ambos tuvieron una hija, Ashley, y él se convirtió en una de las figuras de referencia en el senado. En 1987 fue por primera vez candidato a la nominación del Partido Demócrata. Al año siguiente, los médicos le descubrieron un aneurisma cerebral. Antes de la operación, Biden les dijo a sus hijos que, si moría, cuidasen a su hermana y madre”.
La tragedia tocó otra vez a su puerta, como a los Kennedy.
En 2015, La muerte golpeó a la familia del vicepresidente de Estados Unidos. Joseph Robinette Beau Biden III, el hijo mayor de Joe Biden, murió por un tumor cerebral. Tenía 46 años. Beau Biden, veterano de Irak, fue fiscal general de Delaware entre 2007 y el pasado enero aspiraba al cargo de gobernador en este Estado del nordeste de EE UU. “Sabemos que el espíritu de Beau sobrevivirá en todos nosotros, en especial a través de su valiente esposa, Hallie, y sus dos hijos destacables, Natalie y Hunter”, dijo el vicepresidente en el comunicado en el que anunció la muerte de su hijo.
Ahora como presidente de Estados Unidos, lo recuerda con cariño y admiración a cada rato, y su esposa, Jill, vino a encender una veladora a la Basílica de Guadalupe, para que la flama perpetua y eterna de la Virgen María, cuide siempre al hijastro ido por cáncer.