Homenaje a Helio Flores en Xalapa, la historia de un país a través de cartones

Arte y cultura

Xalapa.- Después de un año y medio de silencio, en la Pinacoteca Diego Rivera se escuchan pasos, exclamaciones de asombro, risas y cuchicheos de los asistentes que miran un cuadro. El motivo, un merecido homenaje al caricaturista xalapeño Helio Flores, quien demuestra que se puede ser profeta en su tierra.

En el lugar se han congregado aficionados del arte, como Gloria Esperón, exdirectora de Divulgación Cultural de la UV y ex profesora de inglés de Helioflores, quien al oír de la muestra, desafío a la pandemia y acudió a constatar la prolija obra de su exalumno.

Organizadores de la exposición han ofrecido a los medios de comunicación un previo por la exposición que consta de 300 piezas, organizadas de manera cronológica, y donde se registra la aguda mirada del caricaturista xalapeño sobre la política económica internacional, la pobreza, la necropolítica, y la guerra contra el narcotráfico.

La exposición abre con un guiño a Carlos Monsiváis, el fundador del Museo del Estanquillo en la Ciudad de México y cuya institución ideó la exposición. En la caricatura que abre la muestra, el escritor se ve sonriente, con los cabellos despeinados, y con una maleta en cada mano, se titula: humor perdido. Y esta fue la manera en que Helioflores se despidió del escritor el día de su muerte.

Con solo dar unos pasos, los visitantes podrán conocer los trazos de un Helioflores veinteañero, a través de una serie de caricaturas que publicó en el Diario de Xalapa, en la capital del estado. También una mesa de bocetos, y tres pinturas.

“Sus primeros trabajos fueron publicados en esta ciudad, aquí vemos los dibujos muy primarios de un Helioflores muy joven, que gana un concurso para publicar en el periódico”, relata Henoc de Santiago, director del Museo del Estanquillo y quien guía la visita.

La exposición reúne 300 obras del caricaturista xalapeño.

En palabras de Henoc, la cualidad más grande del monero es que es “coherente y honesto con su tiempo”.

En la exposición que abarca los dos pisos de la pinacoteca, continúa con algunas caricaturas publicadas en La Garrapata, el azote de los bueyes, una revista fundada por Helioflores junto con Rogelio Naranjo, Eduardo del Río.

Aquí Helio “trabajó como por unos 15 años, hablamos de una revista de crítica que tiene mucho impacto en su época (el gobierno de Díaz Ordaz y Luis Echeverría), y que era muestra de un trabajo magistral y de resistencia”, dice De Santiago.

Caminar por la Pinacoteca es un viaje a la mente creadora del caricaturista vivo más importante del país, desde sus primeros dibujos y bocetos, pasando por la revista “La garrapata”, los trazos para la revista “Por qué?”, haciendo escalas en su incursión en el cuento infantil y finalizando en las caras conocidas del sexenio de Peña Nieto.

Los cartones no sólo dan cuenta de la obra de un artista, sino que retratan el tránsito político y social que atravesó México desde mediados del siglo XX hasta la fecha. Los asistentes pueden entablar un diálogo sin palabras con el pasado, reconocer los rostros de Zedillo, Salinas de Gortari, AMLO, Vicente Fox, Felipe Calderón, Colosio Peña Nieto y tras el reconocimiento, también pueden elegir entre reír o llorar con las fortísimas imágenes del monero.

Si el visitante da unos pasos más, observará el cartón donde aparece un hombre de traje y zapatos lustrados -al parecer un burócrata- cubriendo la palabra “crisis” con papeles, que dicen: bla, bla, bla. Y cerca de este, observará otro en donde a un obrero le ajustan el cinturón hasta dejarlo casi sin respirar, se llama Ajuste. En ambos casos, emula cómo el discurso político prometen empatía, pero a la par sacrifica a los más pobres.

Será hasta noviembre cuando la Pinacoteca albergue esta muestra.

Aunque la caricatura de Flores se ha centrado específicamente en la crítica política, también tiene espacio para la imaginación. Así lo demuestran los cartones pertenecientes a la serie El Hombre de Negro, un compendio de imágenes oníricas que los asistentes revisan con curiosidad intentando averiguar qué quería decir el caricaturista con las figuras oscuras pintadas en tinta china, la técnica favorita del monero.

La serie negra contrasta con los alegres y vibrantes coloridos de las imágenes originales del cuento “Aventuras extravagantes del infante Patatús”, una incursión del caricaturista en la literatura para niños, editado por la Secretaría de Educación Pública para integrar el acervo de las bibliotecas personales de los niños mexicanos en 1995.

En este momento del recorrido, todos los asistentes vuelven a su infancia, mientras observan con curiosidad y entre risas las aventuras del infante Patatús.

Henoc de Santiago asegura que uno podría pasarse todo el día mirando las obras del monero y probablemente tenga razón, en cualquier caso, si el público interesado quiere constatar por sí mismo, la exposición permanecerá hasta noviembre en la Pinacoteca, tiempo apenas suficiente para conocer los 60 años de trayectoria del heredero de Rius y Naranjo.

Con información de AVC/ Tania Rivera

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