En las Vegas, solo la casa gana. Camelot.
Gilberto Haaz Diez
JUGAR ES UN PLACER, COMO EL FUMAR.
Hoy por la mañana, en mesa cafetera hablamos de los quebrantos que se viven en el mundo, con el alcoholismo y la ludopatía, o sea, los vicios por jugar apuestas. Estaba en la mañana con un grupo que saben de eso, solo por hoy, que saben las vicisitudes del jugar. Yo Mero no me gusta el juego, alguna vez jugué y gané, pero fue por pura casualidad, sucede que entre a un Bingo y pedí a la empleada me enseñara cómo jugar la maquinita, me enseñó y cuando le di el primer toque la rueda giro y Bingo, le pegué a dos mil y pico de pesos. Allí mismo le dije a la empleada que me retiraba y que me diera mi dinero, y me fui como el jibarito, alegre y cantando, y a ellos, los del Bingo, los abandoné como se abandonan los zapatos viejos, según Joaquín Sabina. Otra vez regresé y me birlaron 400 pesos. Ya no hubo más, no tengo experiencia en el juego y el juego no es lo mío y a Las Vegas, Nevada, hace una veintena de años que no voy, me gustan los shows, pero no los juegos, ni los tapetes ni las maquinitas.
LA LUDOPATIA
El mayor quebranto que llegó a este país, lo crearon los panistas en sus administraciones presidenciales de 12 años, una Decena Trágica. En aquel tiempo de Santiago Creel, en Gobernación, con la complacencia del cochupo y las corruptelas, se autorizaron los Casinos en México. Ni en los peores tiempos del PRI, y vaya que hubo muchos, los tricolores se habían atrevido a ello, conocían que nuestro pueblo es jugador por antonomasia (¿Qué demonios será antonomasia?), por costumbre, porque le apuesta a la ruleta y a las máquinas, y en las mesas dejan hasta la camisa. A México llegó un quebranto, los Casinos o Bingos están fijos en todo el país, exprimiendo muchas veces a gente pobre. Antes, los ricos solo se iban a Las Vegas, donde sólo la casa gana, pero eso eran los ricos que tenían dinero para avión y hoteles de lujo y el Cirque du Solei, los pobres solo veían las películas de Casino como la de Robert de Niro. Una clase media apretada llegó a jugar y nació el termino Ludopatía (inclinación patológica a los juegos de azar), que la misma Organización Mundial de la Salud (OMS) de Naciones Unidas la contempla como enfermedad del juego. Quienes entran pierden hasta la camisa, y salen a pedir prestado empeñando lo poco que les queda, para regresar y volver a perder. Sé de muchísimos casos de gente que ha entrado y pocos han logrado salir. Sé también de madres y padres que han perdido sus trabajos y casas porque, al empeñar las escrituras, ya no pueden pagar la deuda porque el juego les quitó su capital y sustento. Hay muchísimas. Un grupo de orizabeños, hombres y mujeres de todas las edades, se agrupan para salvarse entre ellos, como los Alcohólicos Anónimos. Hay una página en Internet llamada Jugadores Anónimos México (www.jamexico.org), el juego los autodestruye, el juego los deja en la calle, el juego no los deja ni dormir, el juego separa familias, el juego es malísimo, el juego es peor que el cáncer, llevado a esos niveles donde los Bingo o Casinos ya se apoderaron de las vidas y los bolsillos de muchos mexicanos productivos, entre ellas muchas mujeres a quienes la mala suerte las llevó un día a entrar allí, a esos lugares donde ellas saben que no van a ganar jamás, y si ganan un día, al otro lo pierden. Toco el tema porque aquí en Orizaba existe el único grupo de apoyo en Veracruz llamado ‘Una Nueva Oportunidad”, reunidos desde hace años y echándole la mano a quienes se acercan. Es Anónimo, sus juntas son muy productivas, tienen el asesoramiento de un Grupo de Monterrey y, como dijo el Papa Francesco: “Cuando echan una mano para realizar el bien o llevar al hermano la caridad de Cristo, sepan que el Papa los acompaña y ayuda, pone también su mano vieja y arrugada, pero, gracias a Dios, capaz todavía de animar y apoyar junto a las suyas”.