Acertijos

Gilberto Haaz Opinión

*Volver es siempre serenidad. Camelot.  

Gilberto Haaz Diez

EL RETORNO A LA ALDEA

Cierro mis crónicas españolas y europeas.  Orizaba a Veracruz y Ciudad de México aterrizando en Madrid y luego haciendo gira como si fuera político o pregonero buscando a Dios, por León, donde aquí la vida si vale algo, Oviedo, patria querida, Santander y no más. Ya no dio tiempo para más, uno quisiera no salir de estas tierras, sobre todo de Santander sitio que he visitado algunas veces, un tiempo presumía que me lo conocía de cabo a rabo, pero no era cierto, uno no termina de conocer las ciudades, siempre encontrarás algo diferente, como decía Marco Polo de sus viajes: “No escribí ni la mitad de lo que vi, porque sabía que no me creerían”, así Yo Mero. Como pude fui narrando las cosas a puro ojo de cubero, como cronista de a pie (de a pata, dice Othón), viendo y contando las cosas, como bien lo decía Leila Guerreiro: “La tarea de un periodista consiste en ir, ver, volver y contar”, aunque yo no me considero periodista, solo relator de cosas, una especie de cuentero, porque bien lo decía León Felipe: ‘Yo no sé muchas cosas, es verdad, digo tan solo lo que he visto, y he visto que la cuna del hombre la mecen con cuentos”. Retraté lo que pude, soy gente de lugares fijos, por ejemplo, en una mañana encontré a la vuelta de donde me hospedé un lugar de panes españoles de primera, y allí amanecí todas las mañanas con mi café leyendo El País y el Diario Montañés, para conocer lo que ocurre por estas zonas. Y no vi todo lo que pude o lo que quise, pero con lo que vi fue más que suficiente. Aunque, como dijera Mario Benedetti: “No vayas a creer lo que te cuentan del mundo, ni siquiera esto que te estoy contando, ya te dije que el mundo es incontable”. La última noche en Madrid fue de ajetreo, buscar el sitio donde no se había ido, el Mercado San Miguel y La Bola, un restaurante donde se come el mejor cocido madrileño. Y de ahí a empacar y estar listo para muy temprano salir al aeropuerto Barajas-Adolfo Suárez, nombre puesto en homenaje al jefe de Gobierno que, junto al Rey Juan Carlos, lograron la transición a la democracia y pusieron a España entre los 27 países de esta comunidad europea, sobre todo, después de aquel levantamiento militar del teniente coronel, Antonio Tejero, pero esa es otra historia. Siempre es bonito comparar las ciudades hermosas, este último viaje, 7 años que no venía a Santander y cuatro a España, por la pandemia, me hicieron ver que vivimos en una ciudad increíble, Orizaba, que ha tenido un buen rumbo como Pueblo Mágico y que está en buenas manos con el tres veces alcalde Juan Manuel Diez Francos, pero esa también es otra historia. Ahora voy rumbo al aeropuerto.

EL BARAJAS RUMBO A MEXICO 

Muy temprano tomamos el vuelo. Fue un vuelo tranquilo. Un sobrino que es piloto y ha cruzado el Atlántico cuantas veces ha podido, por su trabajo, iba monitoreándome por el Google, ahora por el teléfono puede uno ir checando el vuelo desde que sale hasta que llegue, me comentó, al llegar al destino mexicano, que nos enviaron por Miami por los vientos. Total, era domingo y el aeropuerto Juárez no tenía atascos, bajamos rápido y en hora y media tomamos rumbo a Veracruz y agarrar el auto y a lidiar con la mugre autopista de Capufe y, como hacia el Papa Juan Pablo Segundo, al llegar y tocar tierra chayotera en mi garaje, besé el piso.  Me pongo al día en las cosas de mi aldea. Poco a poco iré tocando temas y uno que otro recuerdo de aquel viaje, porque dejé algunas cosas en el tintero, diría un clásico. Duermo mi primera noche en mi camita, no hay nada como la almohada de toda la vida. Lucho contra el Jet Lag (El desfase horario, también conocido como «trastorno del jet lag», es un problema temporal del sueño que puede afectar a cualquier persona que viaje y pase rápidamente por varios husos horarios), me dan las cinco y cabeceo, me dan las 8 y cabeceo y por fin pude dormir tranquilo, y amanezco en este mi pueblo adoptivo con lluvia, muy típico orizabeño. Fresco y con lluvia. Y como dijera Marco Polo, el caminante: “Hablo y hablo, pero el oyente retiene solo las palabras que espera. No es la voz la que dirige la historia: es el oído”.

  1. No encontré a Peña Nieto en Madrid. Poco antes de irme le escribí en un correo a uno de sus allegados políticos, que si quería y le negaban hacer la boda de su hija en CDMX, se viniera a Orizaba. Aquí hay un convento perrón, San José, y lo podría casar el alcalde JM10, el mismo que lo recibió en su casa cuando era candidato a la presidencia de México.

www.gilbertohaazdiez.com

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