Xalapa, Ver.- Educar para el cambio climático implica prepararnos para el desastre mediante decisiones informadas sobre la situación imperante, con predicciones de un futuro complicado e inminente, expuso Édgar González Gaudiano, investigador del Instituto de Investigaciones en Educación de la Universidad Veracruzana (UV).
El también Director General de la Unidad de Estudios de Posgrado de la institución dictó la tarde del jueves 30 de junio la conferencia virtual “¿Educar sobre el clima o para el cambio?”, como parte de las actividades del Seminario de Cambio Climático, organizado por el Programa de Estudios de Cambio Climático.
La charla inició con una explicación sobre el cambio climático. Édgar González dijo que se trata de un fenómeno que contribuye significativamente al rezago, desigualdad y vulnerabilidad social. Pese a ser global, tiene impactos diferenciales, es decir, no afecta por igual a todas las regiones y personas; por el contrario, lo hace con mayor énfasis en los países que están el área intertropical y que tienen rezagos socioeconómicos.
Además, indicó que no se actúa de acuerdo a la creciente vulnerabilidad; no nos hemos preparado para enfrentar lo que ocurrirá; no se toman las medidas necesarias ni se implementan programas para fortalecer la resiliencia comunitaria o la toma de decisiones antes de ocurrir un fenómeno o desastre natural. Esto se debe a que pocos perciben las implicaciones presentes y futuras del cambio climático, y aquellos que reconocen y admiten que es un problema serio no quieren perder las comodidades que les ofrece el sistema.
Mencionó que los logros en la materia son limitados, principalmente en los niveles educativos superiores, a pesar de que se tiene mayor información sobre las afectaciones propiciadas por el cambio climático. Por ejemplo, en las universidades, las políticas, acciones y programas ambientales se dedican a hacer ecología que no impacta en sus funciones sustantivas.
¿Cómo educar para el cambio climático?
Édgar González dijo que la educación para el cambio climático tiene dos partes: clima y cambio. La primera, implica una alfabetización climática que parte de la premisa del déficit informativo, el cual considera que a mayor información y conocimiento se tendrán mejores decisiones, actitudes y comportamientos.
“Sin embargo, vemos que nuestras decisiones cotidianas dependen más de las representaciones sociales que de la información científica que poseemos.”
La representación social es un corpus organizado de conocimientos que permite hacer inteligible la realidad física y social, esto hace posible la comunicación con otras personas.
En cuanto a educar para el cambio, comentó que lo primero es preguntarse para qué cambio, ¿de la escuela, del sistema, del modo de vida? “Hay autores que nos hablan de un cambio radical”.
González Gaudiano externó que las escuelas ya no pueden seguir ocultando lo que pasa en materia climática, por el contrario, deben buscar herramientas para propiciar respuestas emocionales y empatía para impulsar el cambio, a través de situaciones locales y preocupaciones ambientales, considerando las identidades colectivas.
“La educación apropiada para el cambio climático no ha de ser sólo alfabetización climática, es un error que ya se cometió con la educación ambiental.
Finalmente, planteó que educar para el cambio climático implica prepararnos para el desastre. Debemos estar conscientes de que necesitamos tomar decisiones informadas sobre la situación imperante, con predicciones de un futuro complicado pero que es eminente.
El Universo