Acertijos

Gilberto Haaz Opinión

*Benditas las desgracias cuando llegan solas. Camelot 

Gilberto Haaz Diez

LOS SINSABORES 

Son días en que los cuatro jinetes del Apocalipsis cabalgan sobre este nuestro México, lleno de muertes y asesinatos y delincuentes. Días de guardar, diría el maestro Monsiváis. Días en que dan ganas de despertarse y ver una película de Netflix, para evitar esas escenas de terror a la Alfred Hitchcock, que se ven en todos los noticierios diarios de la tele. Si no es uno es otro. El presidente AMLO ha sufrido metralla, por su política de muchos abrazos y muchos balazos. Como le dijo un jesuita: ‘los abrazos no alcanzan a detener los balazos’. Día en que el presidente del PRI, el tal Alito Moreno, se le ocurre la tremenda y bárbara idea de armar al pueblo, con lo violento que somos. Está muy lucas, la Layda Sansores lo trae enloquecido con las grabaciones secretas que le difunde una semana si y otra también. Uno se imagina, suponiendo sin conceder, que se apruebe la ley de John Wayne y tengamos una Asociación Nacional de Rifle Mexica, cuánto necesitaría un padre de familia para comprar un arma, los revólveres pequeños deben costar 5 mil pesos y las metralletas hasta 50 mil, quien los va a financiar. Luego, aquí no hay armerías, ¿dónde se van a comprar, a la delincuencia, quién los va a enseñar a disparar para defenderse en casa? Alito enloqueció. Miguel Ángel Osorio Chong comenta que Veracruz tiene el peor gobierno de todo el país, y que el gobernador Cuitláhuac García “se la pasa en persecución política, inventando, creando culpables de la comisión de algún delito y que hay más desapariciones de periodistas y defensores de Derechos Humanos, asesinatos y violencia”, eso dijo. Y luego aseguró que deben ser los ciudadanos quienes exijan soluciones (¿por dónde?) a los grandes problemas de la entidad y someter a las autoridades a la rendición de cuentas (¿por dónde?, si tiene de padrino al presidente). Y tampoco hablar del crimen en el Suntory y la pena de las muertes de los migrantes, cosas que enlutan al país. En lugar de eso, y ahora que chequé Londres, rememoro la vez que fui al paso de cebra que hicieron famoso Los Beatles en la calle Abbey Road.

A LA BUSCA DE LOS BEATLES. 

Londres. 2018. El camión del tour nos apeó cerca de la calle Abbey Road, la que los Beatles hicieron famosa. Cuando los cuatro iban a grabar a los estudios EMI, hoy Abbey Road, y no llegaban los ingenieros, incluido el quinto Beatle, George Martin, el otro era Brian Epstein, su manager, salieron a la calle y se tomaron una foto en ese paso de cebra, uno de ellos descalzo. Hay tantas historias que se contaron de esa foto, que a lo mejor ni los mismos cuatro de Liverpool se las saben, cómo tantas historias hubo de Waterloo, que ni el mismo Wellington supo muchas de ellas. Las leyendas crean historias, a veces inverosímiles, es como la vida, la vida es una ruleta en que apostamos todos, dijera Tomás Méndez, y a veces la vida es una tómbola, tom, tom, tómbola, dijera Mona Bell. Aquí estamos viviendo una vida de una semana londinense. De calor, cuando todos los güeros salen a los campos verdes, se quitan la playera y en short quieren ocultar ese amarillo Caterpillar que cargan. Uno no necesita de eso, nacimos cafecitos y ahí vamos. A veces unos más prietos que otros, pero nos defendemos. Hay ahí mismo, al pie, el estudio que era EMI, ahora le llaman Abbey Road, alguien filma algún documental. Un letrero al frente nos alerta; es propiedad privada, no se puede pasar. Gachos. Ahí mismo donde los Beatles grabaron sus grandes éxitos, ahora es sitio privilegiado para unos cuantos. Cuántas historias en ese cuarto de grabación, ahí nació, bueno en Liverpool, ahí creció más bien el cuarteto más grande que la música haya parido, ellos y Elvis Presley fueron lo máximo en aquella época, luego llegó Michael Jackson y el marcador se emparejó. A unos pasos, la tienda de los Beatles. Hay de todo: llaveros, camisetas, discos, imanes para refrigeradores, carteras, todo lo que se pueda ocurrir que vendan con la leyenda grabada The Beatles. Allí estuve, donde la música un día murió y se volvió triste, el día que mataron un diciembre a John Lennon y el día que, también jamás volvieron a unirse los cuatro, el cuarteto Liverpool, el más afamado y aplaudido del mundo. Fin en aquella azotea londinense, su última grabación. Con chispa, esos mismos que, en un concierto, cuando la Reina Isabel estaba presente, John Lennon llegó a decir: ‘los que estén atrás, en gayola, aplaudan, los que estén al frente, en primera fila solo agiten sus joyas.

www.gilbertohaazdiez.com 

 

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