Gilberto Haaz Diez
EL PEREGRINAR DE DEL RIO
Antier fue su segundo día en libertad. Cuando pudo ver el cielo y las estrellas. Cuando respiró el aire de la libertad. ‘Para la libertad, sangro, lucho, pervivo’, diría el poeta Miguel Hernández. José Manuel de Rio Virgen era el hombre del momento. Cuando apareció en el Senado, a tomar el regreso de su chamba como secretario técnico, fue recibido con aplausos y ovación, de la mayoría de senadores y senadoras que son de oposición, de Morena solo uno, su amigo y jefe Ricardo Monreal. Los de Morena no tocaron esas aguas. Anduvo muy activo en los noticieros, con Joaquín López Dóriga tiró metralla, en una amplia entrevista con el comunicador más escuchado en radio, que tiene 8 millones de seguidores en las redes sociales, Del Rio llamó ‘gobernador rupestre’ a Cuitláhuac García Jiménez, el gobernador de Veracruz, que lo tenía en la cárcel como preso político, en ese Gulag siberiano llamado Pacho Viejo. Es más, contó que le dieron la misma celda que a Dante Delgado, para que leyera bien el mensaje, una celda chica donde no tenía teléfono celular, ni periódicos ni tele, ninguna noticia de fuera más las que le llevaba su familia. Era el hombre del día. Todos los noticieristas lo querían, en la noche con Guillermo Ortega en Financiero Bloomberg y con Ciro, y Azucena, con todos.
LA PERSECUCION
Contó que lo intimidaban allí dentro, que aunque fue bien tratado un día sobrevolaba un helicóptero y le dijo un reo que iban por el para trasladarlo a Almoloya, a una de máxima seguridad, dijo ya no tener miedo, para el caso es lo mismo estar en una celda del Gulag veracruzano o en el altiplano. Culpó al gobernador de que lo metieron a la cárcel para frenar a Ricardo Monreal en su camino a la presidencia, “me tuvo secuestrado”, y contra Dante Delgado. Dante, el dueño de Movimiento Ciudadano, arremetió en la reunión del Senado contra el presidente AMLO al exigirle una disculpa pública en esa mañanera, su púlpito tempranero, y Del Rio le pidió también que atendiera los puntos de la Comisión de Derechos Humanos, donde lo deben de habilitar como víctima, porque Del Rio piensa denunciar al gobernador y a la Fiscal, para que paguen con brillantes sus pecados. “Yo le digo al presidente de la República que empiece por recomendarle a su protegido Cuitláhuac García Jiménez que acepte la recomendación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, la 059 qué hace 11 recomendaciones a mi favor entre otras que soy víctima del estado”, expresó. Contó con Joaquín que Cuitláhuac ganó por el efecto de AMLO, que si hubieran postulado a un perro, un perro ganaría. Dijo mucho más, era la estrella de los noticieros, junto a los 97 muertos diarios que la numeralia del terror llegó a este mes de mayo, el más violento de la historia. “Nos dimos cuenta que si te queremos”, le dijo una senadora. Él respondió “Yo los amo”. Tiene temor y lanzó una advertencia de hacer culpables al gobernador y al secretario Eric Cisneros por si algo le ocurre, porque cuando venía de regreso de Veracruz a México le siguió un auto donde lo increpaban y le iban diciendo groserías. Acalambrarlo, pues. Lo tuvieron apandado 178 días. Fueron muchos para una venganza política. Si por el gobernador fuera, como declaró a los medios su presunta culpabilidad, se hubiera quedado todo el sexenio. Por la mañana llegó la tabla de salvación, el presidente AMLO, cuando le hicieron la pregunta obligada de la liberación de Del Rio en la mañanera, solo se dedicó a echarle porras al gobernador Cuitláhuac. Expresó que en él confiaban, que no era una gente de rencores y que jamás haría algo contra sus adversarios. Conclusión. Cuitláhuac goza de cabal salud, tener el respaldo presidencial a ese nivel, lo hace más fuerte y lo hace con mayor ímpetu de tener todavía a todos los que considera disidentes o adversarios, en la cárcel. Que, con el apoyo del patrón, no pasa nada. To be continued. Esta historia continuará.