*Cuán triste, largo y cansado, cuán angustioso camino, señala el ente divino al infeliz desterrado. Camelot.
Gilberto Haaz Diez
EL PRESIDENTE EN CORDOBA (VERACRUZ)
Llega el presidente AMLO el martes a Córdoba y luego se da un brinco a Xalapa, a jalarle las orejas al presidente municipal y, dicen que en manda lo pondrá a destapar las atarjeas tapadas por la basura y la lluvia. La presidencia de la República anuncia que llegará a las 12 del día a celebrar los Tratados de Córdoba, allí donde un 24 de agosto de 1821, en esa casa del Portal de Zevallos firmaron los Tratados el jefe del Ejército Trigarante, Agustín de Iturbide y el virrey Juan O’Donojú, cuando decidieron la separación de México con la Nueva España, culminando la lucha por la Independencia, donde los cordobeses se ven muy animados. Se espera un discurso del presidente muy anti español, declarándoles no la guerra a los Conquistadores, porque ya no viven, pero si poniendo al rey y a su gobierno como lazos de cochino. Allí mismo donde reza una placa en ese portal de Zevallos, que se desanudó un nudo muy difícil de desanudar y sin romperlo, y se logró la Independencia de México. Al otro día irá a Xalapa a mirar el apoyo a los damnificados. Bienvenido presidente, y jálele las orejas a ese alcalde maleta, aunque ya se vaya, y déjele una lana a Ricardo Ahued, para que componga esos drenajes jodidos de Xalapa.
EL AXILIADO Y ASILADO
Ricardo Anaya, excandidato presidencial, que cometió un error en campaña cuando amenazó a destiempo que metería a la cárcel al presidente Enrique Peña Nieto, y le ocurrió lo que a la mafia, habló antes de tiempo, eso motivó que el rencoroso Peña Nieto se aliara con el candidato AMLO, eso dicen los enterados, y le metiera cuanta zancadilla pudo, lo demandó en aquel entonces la PGR y como candidato tuvo que ir a declarar y le hicieron que sus votos bajaran, no iba camino a ganar la presidencia, pero si a imposibilitar que AMLO se hiciera de casi todo el Congreso. Fue aquello que los enterados llamaron el Pacto de Los Pinos, aun no existía Palacio Nacional como casa habitación presidencial. Hace dos días, en redes salió a gritar que se iba del país porque AMLO lo quería encarcelar, que la acusación lo tendría 30 años en la cárcel y, lo imposibilitaría para ser candidato presidencial, cosa que aún aspira y suspira. Una especie de bote como a Rogelio Franco Castán, que en Veracruz le aplicaron una ley de ‘ultraje a la autoridad’ y lo tiene entre dimes y diretes si será o no diputado federal plurinominal del PRD. El presidente le dijo públicamente que no huya, cobarde, como aquel estribillo de chamacos, los panistas aseguran que AMLO se ha convertido en juez, patrullero o MP, escribe Rubén Cortés, un cubano escritor en México, que ‘eso mismo hacen Maduro, Evo Morales, Ortega, Díaz Canel, el mandatario se convirtió en Fiscalía y Poder Judicial’, y contra esa ola de poder, mejor es salir por piernas, como Forrest Gump. Algunos filtran que irá a la ONU y a la OEA a implantar su queja y a la Comisión de Derechos Humanos Internacional, no a la de México, que esa está dirigida por una lacaya del presidente. Veremos en qué termina este sainete. El de Nicaragua, Daniel Ortega, tiene en la cárcel a 8 candidatos a la presidencia, y a 32 dirigentes opositores. Maduro es el campeón, encarceló a 266 según cifras de la ONG Foro Penal. El presidente ha dicho que no son presos políticos, son políticos presos. Y publicó en su tuiter: “No tengo nada que ver con la persecución que supone Ricardo Anaya. No es mi fuerte la venganza. Si la Fiscalía y el Poder Judicial lo acusan de corrupción y es inocente, que no se ampare ni huya; que se defienda con pruebas y con la fuerza de la verdad. Ya no es el tiempo de antes: puede haber políticos presos, pero no presos políticos”.
Pero remember Rosario Robles, que por falsificarle una licencia de manejar tiene la mujer dos años en la cárcel, aun con aquel mensaje alentador de su patrón: “No te preocupes, Rosario”. Ojete Peña Nieto, la dejó desamparada.
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