*En las reuniones de grandes amigos salen todo tipo de temas y cada uno es experto en uno. Camelot.
Gilberto Haaz Diez
FUISTE A XALAPA Y NO ME LLEVASTE
La pandemia había tenido recluidos a un grupo de amigos jalapeños y un extranjero (Yo mero), a esas reuniones que hacíamos consuetudinariamente. Pero a toda capillita le llega su fiestecita y ahí nos vemos convocados por el anfitrión, el arquitecto Enrique García Ramírez a su casa jalapeña porque, hace no mucho aprendió a perfeccionar una paella con su amigo, el chef del restaurante Goya, en la calle de Carrer de Borriana, en Valencia mía, jardín de España. La palabra paella en valenciano significa sartén, y llegó a Valencia procedente de Francia, donde la perfeccionaron y la llamaban arroz valenciano. Juntos, el Magistrado, que fue el mejor Magistrado Presidente del Tribunal de Justicia de Veracruz, Alberto Sosa Hernández, un gran amigo con el que cruzo libros y gran benefactor en apoyo a los niños de casa hogar la Concordia, periodistas como Melitón Morales, editor de su revista, Análisis Político, Gustavo Cadena Mathey, gran columnista de Diario de Xalapa; el médico sin fronteras, Manuel Lila de Arce, exsecretario de salud del gobierno de Veracruz, el poeta Rubén Darío Mendiola, Felipe Amadeo Flores Espinosa, dueño de Cotaxtla y de Vía Veracruzana, conocida también como Viagra Veracruzana, político al que solo le falta ser senador y gobernador, todo lo demás ya lo fue; Luis Ugalde, secretario particular de Fidel Herrera Beltrán, Octavio Gil, exdirector del IPE y el socialité Gonzalo Lara, tormento de las mujeres. Entre pavorreales y autos antiguos, un postre delicioso de helado de mango, que preparó su esposa, en una finca donde el tiempo reflejaba quietud, con un buen clima y vino tinto y unos tequilas, le entramos a la plática y a la paella riquísima. Gran convivio y camaradería, que retomamos después de que la maldita pandemia nos alejó, pero regresamos a la cita todos vivos, no hubo ninguna baja, a Dios gracias, de entre ese grupo de contertulios que en Xalapa convivimos a una opípara comida, diría el poeta.
EN EL CAMINO RUMBO A XALAPA
En el camino fui recorriendo la gastronomía veracruzana. Hice una parada en Tamarindo, allí había puestos de fruteros, mangos de Actopan, papayas, piñas, conocí un mango pequeño, lo llaman princesa o algo así, sin huesos, compré dos cajas, una grande y una chica, también compré nanche en alcohol, miel, plátanos, ofertan remedios caseros para diabetes y todo lo que se les ocurra vender. Si tienes alguna enfermedad, allí te la curan con sus pócimas. Guanábana y toritos y una Yaca, que no conocía, pero dicen es buenísima hasta para el sexo. Son pócimas caseras, nada del estilo Harry Potter con brujas, pero para la diabetes y reumas hay muchas cosas. Son los puestos al pie de la carretera, donde uno encuentra el colorido de nuestra fruta, la magia de nuestros agricultores que se dan tiempo de llevar desde café de la zona hasta el mango de Actopan, una vendedora que me atendió, leía el Notiver del día. Y hay que detenerse y comprar y llevar cosas, en el camino me distraje con el tuiter y las noticias, dos de ellas brillaron, una la llegada del pelón Gianni Infantino, presidente mundial de la FIFA. Vino a cuadrarse con Emilio Azcárraga Jean, dueño de Televisa y el futbol mexicano, y lo llevaron con el presidente AMLO porque México tiene Mundial en el 2026 entre Canadá y Estados Unidos y aunque a AMLO ya no le toca, va a estar en su rancho La Chingada viéndolo por tele, Infantino lo llevó Emilio a Palacio Nacional al lado de Yon de Luisa y de Marcelo Ebrard, que ese día sintió calambres porque el canijo presidente ya le destapó una tercera corcholata, el secretario de Gobernación, Adán Augusto, para la presidencia. Infantino dijo pisando la grama del Estadio Azteca, que le encantaba el grito de los mexicanos, ese de ra, ra, ra, pero no dijo nada del que le gritan cuando despeja el portero. Lo que es un hecho es que México es el único país que será sede de un Mundial por tercera vez, y pisó la magia de ese césped donde un día el dios, Diego Maradona elevó a los altares la Mano de Dios y el gol a los ingleses, que los dejó viendo estrellas. Ahora no fui por las garnachas de Rinconada, de regreso viendo los panorámicos del Checo Gutiérrez Luna, que ha fijado varios de la revista Lideres, en el camino para que los vea el gobernador Cuitláhuac y el secretario Eric, quien le llamó ‘mequetrefe’, y vea que están ahí porque tiene permiso del Preciso, o sea de AMLO, porque en este país, lo dijo el mismo presidente, nada se hace sin el consentimiento del presidente. Ahí les cuento mañana más de lo que vi, sobre todo del esplendor cuando crucé por el puente del rio La Antigua, donde Hernán Cortés llegó hace 500 años a desembarcar y amarrar en un gran árbol de ceiba sus naves, para hacer la Conquista de México y hermanar dos culturas, aunque se enoje el presidente. Al parecer Cortés dijo premonitoriamente: aquí, dentro de 500 años habrá un gran carnaval, que organizará Luis Antonio ‘Pollo’ Pérez Fraga. Y así ha sido.