*El ser humano es un mero mortal con defectos y virtudes, y no adquiere entidad divina por el hecho de desempeñar un cargo público. Camelot.
Gilberto Haaz Diez
LOS DECIRES DE LOZOYA O EL FERRARI DE DUARTE
Cuenta el periodista Juan Pablo Becerra Acosta, en su columna del sábado en El Universal, que Lozoya le daba dinero a Peña Nieto en cash, a través de su compadre, el constructor, Juan José Hinojosa, porque dizque iba a construir una Egoteca en el Estado de México cuando saliera del gobierno. Aquí una revelación relacionada con Veracruz:
“En otra ocasión, un 1° de junio, durante el festejo en Veracruz del Día de la Marina, el entonces gobernador Javier Duarte se le acercó al presidente en las escalinatas del avión presidencial y le entregó una carpeta. Al subir al avión Peña Nieto les dijo a Lozoya y otros acompañantes: “Miren lo que me regaló el góber”. En la carpeta estaban las fotos de un Ferrari, con este texto: “Este Ferrari perteneció al presidente López Mateos”, a quien le gustaban los coches muy veloces. A un lado de las fotos estaban las llaves del vehículo. Peña Nieto le entregó la carpeta a un asistente y, nada ostentoso ni insolente como eran él y los suyos, pidió al mesero de abordo que abriera un par de modestas y humildes botellas… de Vega Sicilia. “Para celebrar esta exitosa gira”, narra Lozoya que dijo el presidente. Días después, cuenta Lozoya, “comentando este tema con Antero Rodarte, me comentó que el Ferrari ya se encontraba en la bodega del Museo. De la otra Casa Blanca de Peña Nieto”. Fin de la cita. Vaya usted a saber qué tantas cosas dice el Señor de los Patos, Emilio Lozoya Austin, ahora bien guardadito en el reclusorio norte. Allí lo podrá desmentir Javier Duarte, como lo hizo en aquella ocasión en que comentó que a los únicos que conocía de Ferrari, era a los Ferrari Pardiño. Ahora allí se encontrarán, en el reclusorio norte, y podrán aclarar ese Ferrari.
EL AFFAIRE DE GUATEMALA
El jefe de la unidad de inteligencia de AMLO, Santiago Nieto, se casó en Guatemala con Carla Humprey, que es consejera del INE y guatemalteca de nacimiento, hija de un gran fiscalista, me cuenta un amigo, el fiscal Arturo Humprey. Como la boda era en Guatemala, tierra de la novia, los invitados de la 4T se dispusieron a ir. Pero una de ellas, la secretaria de Turismo de Claudia Sheinbaum, Paola Félix, armó un merequetengue porque, entre otras cosas, en la Aduana de Guatemala la cacharon con medio millón de pesos, en dólares, tratando de introducirlos. Lo reveló muy temprano en las redes sociales el periodista Darío Celis, y ardió Troya. No solo eso, la secretaria de turismo voló en un jet desde Toluca en vuelo privado, de esos alquilados que la hora vale unos 200 mil pesos, y hay que pagar el regreso del avión, es decir, va y te deja, pero te cobran el regreso. La pura vida, diría Clavillazo, como en tiempos del corrupto Peña Nieto. Vuelos privados para alguien de la 4T, que presumen no son iguales. La secretaria le reviró al periodista y le pidió se lo comprobara, el periodista dijo que tenía los datos listos, que cuando quisiera. El asunto alborotó las redes sociales y a los pocos minutos, Claudia Sheinbaum se desligó de ese affaire y a la secretaria de Turismo solo le quedó renunciar al cargo, y se quedó como la niña de Guatemala, que no murió de amor, esta murió políticamente por treparse a un jet privado y por intentar meter más dólares de los permitidos, la media es que te dejan entrar con 10 mil dólares, pero a Paola Félix se le pasó la mano. Mas lumbre brotó cuando el periodista aseguró que el viaje se lo pagó el contratista que utilizaron para el Desfile de Muertos en CDMX y le habían pagado 15 millones de pesos, por programar ese desfile. Caras vemos, corazones no sabemos. Otro tema para las mañaneras.